Biografía
Texto Crítico
La obra de José Emilio Fuentes Fonseca, JEFF, es de una singularidad estremecedora en el arte cubano actual. No se adscribe a ninguna de las corrientes dominantes que optan por un enfoque crítico de sus contextos. expresado en múltiples medios expresivos y el cruce de ellos, o por las que privilegian revisitaciones formales de tendencias históricas como demostración de buen oficio, apropiaciones críticas y madurez: llámense abstracción, surrealismo, expresionismo, transvanguradia, pop art. Tampoco aprovecha las sobradas ventajas que el conceptualismo o el minimal brindan a los artistas hoy, ya sea aferrándose de manera ortodoxa a su versión original o a esa otra (para engrosar la larga y a ratos abrumadora lista neo ) trasvasada de sutilezas contextuales, humor. ironía, parodia, acomodada a los más diversos contextos culturales existentes gracias a su versatilidad instrumental. De manera significativa, para no decir asombrosa, excluye la fotografía y el video, otras de las expresiones favorecidas últimamente por artistas de tantas filiaciones y generaciones.
Si tuviese que resumir su poética basándome en sus más cercanos intereses, afinidades, intenciones, en un intento por comprender mejor su visión del mundo, diría que es näif. así, a rajatabla.... sin abandonar sospechas y dudas. Poseen sus obras una segura carga de ingenuidad, candidez, idealismo, pero ojo: no parte de una formación académica o una experiencia sui generis personal, de un deseo explicito por el control de tantos códigos asumidos durante la niñez sino de una asunción casi natural, orgánico, de ese universo expresado vivazmente por los niños, despojado con sinceridad de trucos, guiños, falsedades, artificialidad, prepotencia, sarcasmos, dobleces, ambigüedad.
Cuando le preguntaron a José Lezama Lima porqué quería escribir de esa manera por todos conocida, porqué la eligió como su lenguaje esencial, respondió más o menos: no es que yo quiera, es que yo escribo así. JEFF crea así: no hay que buscar otra pata a la mesa. Esto lo definiría, de un modo u otro, como un artista raro, impar, incomparable, alienado del medio artístico en que opera y vive aún cuando a simple vista todos reconocemos por donde va. hacia donde se encamina su notoria y prolífica producción simbólica.
Ni por el mero hecho de haber vivido en Buenavista, barrio catalogado de duro y conflictivo en la zona norte del lujoso Miramar, preámbulo ambiental y rico de los archiconocidos Marianao y La Lisa, JEFF decidió iluminarse con sus complejos valores sociales y culturales, con sus códigos públicos y secretos, con sus misterios --asi de inmenso escribiría Gabrielle d'Annunzio-- para producir una obra contaminada por la violencia, el alarde, aguaje, bravata. No. Estas categorías las conoce muy y hasta probablemente se identifique con algunas de ellas ellos y formen parte de sus músculos y sangre, de su imaginario pero no irrigan con fuerza suficiente su cerebro e
imaginación para convertirlas en parte de su lenguaje creador y devenir artista duro. tough, o en algún caso marginal, alternativo. Pasan por su sistema nervioso, por sus emociones y sentimientos pero siguen su curso hacia otras regiones del cuerpo que le permiten desarrollar, con serenidad y mesura, una obra a la buena vista de amigos, curadores, artistas, críticos y vecinos sobre todo, asombrados ante tanta parafernalia de objetos enormes que de vez en vez él exhibe en la acera de su estudio-casa por falta de espacio en el interior.
Luego de una etapa agresiva, desgarrada en cierto modo, mientras estudiaba en la ENA y luego en el Instituto Superior de Arte, a mediados y fines de los 90 donde participó también como miembro del proyecto Galería DUPP hasta su separación en el año 2000, JEFF visibiliza una jugosa cantidad de miedos, pesadillas, frustraciones, deseos, mediante la elaboración de diversidad de juegos y juguetes realizados con hierros gastados, maderas vencidas, y pobres materiales en general. Recuerdo fundamentalmente su exposición en la Fundación Ludwig, 1996, su exposición de Pintura y Escultura en la Galería Habana, 2000, y sobre todo su instalación enorme o
"parque infantil" cuyo título Salud mental, exhibida en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam como parte del III Salón de Arte Contemporáneo Cubano.....
Una vez concluidos sus estudios en el ISA, 2003, JEFF revierte dicho proceso psicosocial vivido con dramática intensidad, en obras casi diametralmente opuestas.
Hace un giro de 180 grados y deja a un lado el objeto encontrado, la voluntad explícita del reciclaje abundante de material industrial o artesanal y entierra, al menos temporalmente, la estética povera que prevaleció en su estética durante los años 90 y principios del siglo xxi.
Dueño al fin de su propia casa y destino, rodeado de afectos y sentimientos afines, decide cambiar el orden de sus cosas. Aquellos demonios que aparecían cabalgando a galope desde su infancia son arrinconados, quien sabe hasta cuanto tiempo más, para dar paso a una nueva cosmovisión cuyos cimientos le vienen de aquella remota región de la infancia, modelada ahora desde una perspectiva diferente, descubiertos quizás in fraganti sus impulsos vitales, sus resortes primigenios colmados de gratitud, ternura.
sueños, aspiraciones. De l'enfant terrible del arte cubano pasa a ser un niño sencillo, uno más sin calificativos tremendos, como la inmensa mayoría: solo que él persiste en mantener vivos su adultez ahora, la carga afectiva y sentimental que ese periodo fundamental de nuestras vidas comporta.
JEFF descubre así la plasticidad consustancial a la grafía inocente, honesta, afincada en libretas escolares, diarios, hojas sueltas, y el valor innegable de decenas y cientos de objetos que pueblan la imaginación y la existencia material de los niños. Y se lanza a recuperar un espacio cultural que creía extraviado en el fárrago vivencial de los adultos.
Descubre la natural expresividad del grafiti urbano y de toda marca descubierta en cualquier parte, sea una pared, un árbol o el asfalto, testigo mudo e insobornable de las propias venturas y desventuras humanas.
Nelson Herrera Ysla